IBL News | New York
“La innovación supone adaptación, palabra clave en educación. Implica adaptarnos a las circunstancias que tenemos en el contexto de enseñanza y aprendizaje en el que nos encontramos”, afirma Ingrid Mosquera, experta en Didáctica, Metodologías y TIC.
Agrega que inclusive en un entorno rural, carente de acceso a internet la innovación es posible, “con papel y lápiz si hace falta, en el recreo, en clase o en el entorno natural”.
En un artículo publicado en tiching, la especialista señala que la innovación comprende compartir y la disposición para el aprendizaje con y para los demás, sean compañeros o estudiantes.
“Supone admitir errores y dejar un espacio para la mejora. Implica tener inteligencia emocional, con nosotros mismos y con nuestros alumnos, siendo empáticos y constructivos”, observa.
En tal sentido, Mosquera anota que corresponde a un docente innovador ser un buen observador, creativo y resolutivo. “No dejará atrás a ningún alumno, tendrá en cuenta la diversidad y personalizará el proceso de enseñanza y aprendizaje”, dice.
La experta incide en que la innovación educativa va más allá de la sola incorporación de recursos TIC en el aula.
“Emplear elementos de robótica, dronótica, programación o impresión 3D no tiene por qué suponer una innovación en sí misma, más allá de la novedad los propios recursos. Innovar tampoco se corresponde con introducir metodologías y propuestas como flipped classroom, gamificación o neuroeducación, si no se hace de forma coherente y estructurada. No se trata de añadir por añadir o de poner nombres de moda”, apunta.