IBL News | New York
“Las familias consideran que la tecnología debe ser, ante todo, un facilitador para el aprendizaje, algo que ha resultado patente a partir del confinamiento de primavera”, asegura Pablo Siegrist Ridruejo.
El director del Colegio Nuestra Señora de Schoenstatt de Madrid puntualiza que reconocen el rol decisivo que cumple en vista a la futura vida profesional, pero llama la atención sobre la inconsciencia sobre los riesgos que un mal uso puede acarrear para el desarrollo de la personalidad de los alumnos, publica elEconomista.
“Para los colegios, es una gran responsabilidad, pero necesitamos de los padres para poder ejercerla adecuadamente”, asegura.
El especialista incide en que la clave del proceso educativo está en la relación entre educador y educando. “Educamos como por ósmosis, los educadores somos modelos de vida para nuestros alumnos”, dice.
En tal sentido destaca que el compromiso personal del docente -propiciado por la motivación y la vocación- puede suscitar en los alumnos una reacción conducente al cambio educativo.
Siegrist Ridruejo incide en que la ausencia de valoración y reconocimiento puede llevar a que el docente se limite “a transmitir los contenidos previstos en la programación y poco más”.
Resalta también que se requiere potenciar modelos educativos diferenciados y propios en los colegios, que contemplen la formación en valores.
“La traducción que los padres hacen sobre cuál es la mejor educación en valores para sus hijos difiere de unos a otros, en sintonía con su propia forma de entender el mundo, sus creencias, por lo que se debe respetar ese margen de elección para que puedan ejercer su derecho a educar en libertad”, indica.