IBL News | New York
En el campo educativo, la pandemia de Covid-19 ha impuesto combinar aspectos presenciales y virtuales en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
“El principal objetivo debe ser conseguir un tránsito fluido entre los momentos presenciales y los no presenciales. Esta fluidez permitirá que los cambios –inesperados– no se vivan de forma traumática, sino natural”, dice el especialista Albert Sangrà, según publica Magisterio.
“Hay que ligar la presencialidad y la virtualidad entre sí, de manera que, cuando convenga, las dos fluyan con absoluta naturalidad”, agrega el catedrático de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Sangrà demanda la aplicación del entorno de 360º también a la realidad digital. “Solo de esta manera seremos capaces de darle sentido a la totalidad. Hay que ligar la presencialidad y la virtualidad entre sí, de manera que, cuando convenga, las dos fluyan con absoluta naturalidad”, puntualiza.
El especialista indica que, en la fase online, más allá de la actividad básica de lectura y visión de contenido, es posible “desarrollar muchas otras actividades de aprendizaje de manera virtual, individualmente o en grupo: ejercicios de síntesis, análisis de casos, juegos de rol virtuales, debates, proyectos…”
Entre los criterios que hay que considerar para decidir acerca de las actividades están las posibilidades de interacción, además de la motivación que puedan generar entre los alumnos.
“La asincronía hay que aprender a usarla durante el periodo de presencialidad, y así facilitar el cambio de entornos de manera fluida”, dice.
Sangrà explica que “hay que descubrir el potencial que tiene la asincronía para el aprendizaje y valorarla como un mecanismo que aporta más agilidad y flexibilidad. Nos la da a nosotros y se la da al alumnado, permitiéndole utilizar en momentos distintos los dispositivos que tiene en casa, contribuyendo a la redistribución de estos recursos”.